YOGA PRINCIPIANTES – LO ELEMENTAL

Lo primero a desarrollar al momento de comenzar la práctica de Yoga es la atención sobre la respiración, que SIEMPRE será por nariz (salvo indicaciones específicas). Será por nariz pero NO será nasal. O sea: se mantiene una apertura permanente de las aletas/fosas nasales para dar paso al aire directamente hacia la garganta; unificando nariz y garganta en un paso directo hacia los pulmones, sin frenar el aire en la nariz. Además, esta respiración será COMPLETA, no solamente baja o abdominal, tampoco alta excluyendo el abdomen. Observe como respira un bebé o niño pequeño y podrá darse una idea. 
Es muy importante que el hecho de respirar no genere excesiva tensión. Se debe buscar un balance entre postura y respiración; priorizando el desarrollo y la movilidad interna que esta genera, utilizándola como motor y combustible de la práctica, permitiendo que las posturas se desarrollen alrededor de esta. 
Con el tiempo pude desarrollarse la percepción (no imaginación) de un ‘tubo’ que atraviesa el centro del cuerpo desde la coronilla hacia la base del suelo pélvico. Entonces, la respiración y la práctica comienzan a desarrollarse desde esa noción del eje central de la columna vertebral.



1- Observación del comportamiento de la respiración normal y natural del momento. El simple hecho de colocar la atención sobre la respiración comenzará a cambiar algo: la percepción de nuestro cuerpo y nuestro estado.

2- Luego su control consciente y activo, tanto en la inhalación como en la exhalación; tratando de establecer un ritmo lo mas parejo posible, misma duración para la inhalación y la exhalación, sin que resulte forzado. Este ritmo no deberá ser excesivamente largo ni corto al momento de la parte activa de la práctica, en las secuencias dinámicas; tres o cuatro segundos para inhalar y lo mismo para exhalar. En las partes estáticas este ritmo puede extenderse. Con el paso del tiempo y la concientización de la respiración, esta tenderá a extenderse y naturalmente se sumarán pausas y profundizaciones tanto después de ihnalar como de exhalar.
Este foco sobre la respiración es también una forma de anclar la atención.

Al comienzo, sobre todo si no se tiene experiencia, el hecho de asimilar la dinámica de la práctica y registrar los movimientos consumirá gran parte de nuestra atención. Es muy importante, desde el principio, no correr o enajenarse por cumplir con los movimientos o secuencias omitiendo el propio ritmo: no se trata de una coreografía grupal. Se establece el ritmo respiratorio y las indicaciones que escuchamos las adaptamos a este, y no al revés. Se debe empalmar cada inhalación y exhalación con el movimiento correspondiente AL PROPIO RITMO, independientemente del ritmo de los demás e incluso del momento en que se da la indicación. Siempre puede haber una ligera diferencia en la velocidad de práctica de cada persona con respecto a los demás, ya que cada cual debe llevar su propio ritmo respiratorio. Además, debemos tratar que el movimiento y la respiración vayan JUNTOS, empiecen y terminen JUNTOS. El recorrido del movimiento se inicia y termina con la respiración; no se inhala o se exhala solo al comienzo o al final del movimiento sino en TODA su extensión.
De esta forma se trabaja desde adentro hacia afuera, siempre generando un balance entre postura y respiración. La respiración trabaja, moldea, abre e irriga las posturas desde adentro; de lo contrario quedará comprimida, limitada o incluso bloqueada por ciertas Asanas.
Practicar de esta forma desde el principio nos dará mayor estabilidad, resistencia, profundiza los efectos desintoxicantes. Por exigente que se ponga la práctica, nuestra respiración (siempre por nariz) podrá abastecernos del oxigeno necesario.

En definitiva: el elemento básico y fundamental a desarrollar en un principio es la confluencia, la unificación en un solo bloque, de la ATENCIÓN (incluyendo la mirada) y la respiración en coordinación con los movimientos.



Benjamin Waltcheff