LOS PRINCIPIOS DE LA PRÁCTICA DE ASANAS (POSTURAS)


En la práctica se centra la atención en el cuerpo, la respiración y la mente. Nuestros sentidos son parte integral de la mente. A pesar de que, en teoría, el cuerpo, la respiración y la mente pueden trabajar solos, el propósito del Yoga es unificar sus acciones. Más que nada las personas entienden como Yoga al aspecto físico de su práctica. Es raro que se den cuenta de cómo respiran, cómo sienten la respiración y cómo la coordinan con sus movimientos físicos: tienden a ver sólo su flexibilidad y agilidad. A algunas personas sólo les importará saber cuántas posturas han llegado a dominar o por cuántos minutos pueden estar parados de cabeza.
La manera de sentir las posturas y la respiración es mucho más importante que estas manifestaciones exteriores. Los principios que sigue son muy antiguos y fueron desarrollados por muchas generaciones de grandes maestros de Yoga. Estos principios describen en detalle los Asanas (posturas), la respiración y, sobre todo, la relación entre ellas. También establecen directrices para las técnicas de respiración.
¿Qué es un Asana? Asana se traduce como ‘postura’. Esta postura debe tener ciertas cualidades importantes:Firmeza, Actitud alerta y Comodidad.
Estas cualidades deben estar presentes en la misma proporción cuando se practica una postura. Estas cualidades no están presentes si nos sentamos con las piernas cruzadas para una fotografía  y enseguida tenemos que estirarlas porque nos duelen.
Aun si logramos firmeza y actitud alerta también debe existir la comodidad y la ligereza. Sin estas cualidades no hay Asana. Se cumple con este principio de Yoga solo cuando hemos practicado un asana en particular por determinado tiempo y nos sentimos alertas y relajados al practicarlo.

Sugerencias para desarrollar esas cualidades:

Empezando donde estamos
Cuando iniciamos una postura o hacemos un movimiento en el que sentimos tensión, es difícil notar algo más que no sea la tensión. Quizá cuando nos sentamos en una postura de piernas cruzadas, en lo único que pensamos es en el dolor de la tensión en los tobillos. En realidad, al hacer esto no estamos en el asana que queremos alcanzar, por lo tanto, es obvio que aun no estamos listos para esta postura en particular. Deberíamos practicar algo más sencillo primero. Practicando las posturas en forma progresiva, poco a poco lograremos más firmeza, una actitud alerta y sobre todo, comodidad.
Si queremos hacer realidad estos principios o cualidades de las Asanas, tenemos que aceptarnos tal cual somos. Si tenemos una espalda rígida debemos saberlo. Puede ser que seamos muy flexibles pero nuestra respiración sea corta, o por el contrario, nuestra respiración sea la correcta, pero nuestro cuerpo nos de problemas. Asimismo, es posible que nos sintamos cómodos en un asana mientras nuestra mente divaga. Esto tampoco es un Asana. Sólo es posible encontrar las cualidades que le son esenciales, si reconocemos nuestro punto de partida y aprendemos a aceptarlo.


Uniendo la respiración con el movimiento

El Yoga es mucho más que una práctica que involucra la respiración y el cuerpo. La calidad de nuestra respiración es muy importante porque expresa nuestros sentimientos internos. Si sentimos dolor, este se muestra en nuestra respiración. Si nos distraemos perdemos el control de ella. Esta es la unión entre nuestro cuerpo interno y el externo. Solo cuando unimos el cuerpo, la respiración y la mente realizamos la verdadera cualidad de un asana.
Para reconocer nuestro personal punto de partida, debemos empezar por explorar  nuestro cuerpo, incluyendo la respiración. Observar el cuerpo de esta manera, constituye el primer paso para cambiar la incomodidad o los hábitos ineficaces de los movimientos y las posturas que causan rigidez y que a la larga dificultan el flujo de energía vital a través del cuerpo.

El primer paso de nuestra práctica de Yoga es unir conscientemente la respiración y el movimiento. Lo hacemos permitiendo que la respiración guie cada movimiento mientras practicamos posturas. La correcta unión de la respiración y el movimiento es la base de toda la práctica de asana.
Por lo general, no estamos conscientes de nuestra respiración. Para coordinar la respiración y el movimiento, nuestra mente debe seguir atentamente su unión. Cuando hacemos esto, la inhalación y la exhalación ya no se efectúan de forma automática, sino que se convierten en un proceso consciente. El aspecto más importante de la práctica de asanas es encontrar la unión natural entre la respiración y el movimiento; reflejo de un principio básico del Yoga: estar involucrados por completo con nuestras acciones.
Una respiración conscientemente dirigida ayuda y fortalece la coordinación natural de esta con el movimiento. No solo inhalamos  y exhalamos sin poner atención, nos aseguramos que la respiración inicie el movimiento. La duración de la respiración determinará la velocidad del movimiento. Con el tiempo esta integración se vuelve natural.


Sin atención, la práctica se vuelve mecánica y por lo tanto, ya no estamos haciendo Yoga.

La respiración es la inteligencia del cuerpo

Permitámonos investigar más a fondo la posibilidad de sentir la respiración mientras se mueve afuera y adentro. Al hacer esto, la calidad de nuestra respiración mejora en forma gradual cuando practicamos asanas (posturas).

Cuando ejercitamos un asana, nuestra atención debería dirigirse hacia un punto central del movimiento de la respiración. Por ejemplo, la acción principal cuando inhalamos se mueve desde la parte de arriba del pecho hasta el ombligo, cuando exhalamos la acción se encuentra sobre todo en el abdomen. Nuestra atención se concentra en estos movimientos. Seguir de forma consciente la respiración, es una forma de meditación en la que tratamos de convertirnos en uno solo con el movimiento. Quien domine esto pude dirigir su atención hacia cualquier clase de actividad.

Para producir una sensación buena y suave al respirar, estrechamos el flujo de aliento en la garganta, produciendo un sonido (como de roce) de respiración suave. Es como si existiera una válvula en la garganta, que cerramos u9n poco para controlar el aliento. La medida de este control es nuestro sonido que se va haciendo más suave y que a la larga, no requerirá de ningún esfuerzo ni provocara ninguna tensión. Después de dominar esta técnica, el sonido estará presente durante la inhalación y la exhalación. Esta técnica, ujjayi, nos permite oír y sentir la respiración cuando se vuelve más larga y profunda.
La práctica de esta forma tiene dos ventajas. La primera, estamos más cerca del flujo de nuestra respiración  así permanecemos mas alertas durante la práctica. La segunda, el sonido nos dice cuando tenemos que parar o cambiar el asana. Si no podemos mantener el sonido suave, casi silencioso, entonces hemos ido mas allá de nuestros límites en la práctica. Por lo tanto, una respiración correcta indica, en forma precisa, la calidad de nuestra practica de asanas.
Puede ser que ejecutemos muy bien un Asana y que nuestro cuerpo sea muy flexible, pero si no logramos integrar  cuerpo, respiración y mente, no podemos decir que estamos haciendo Yoga. En el Yoga tratamos de poner en cada acción la mayor atención posible; no es algo para ser exhibido, es una experiencia interna. En el Yoga no estamos creando nada para que lo vean los demás. Al realizar las diferentes posturas observamos al mismo tiempo, lo que estamos haciendo y cómo lo estamos haciendo.

Extractos del libro "El corazón del Yoga" T.K.V. Desikachar