Energética Humana - El síntoma y sus causas

El síntoma o enfermedad es la expresión visible de un proceso invisible y con su señal pretende interrumpir nuestro proceder habitual avisándonos de una anomalía, obligándonos a hacer una indagación. 

El cuerpo físico es el último eslabón, la mayor condensación de nuestro Campo Energético; de lo que somos. Con respecto al síntoma, nuestro cuerpo es el tablero de control en donde podemos ver “encenderse las luces” que nos alertan sobre nuestro estado.

El trabajo sobre el Campo Energético Humano opera algunos eslabones mas “arriba” que el trabajo directo sobre el cuerpo físico; permitiendo incluso captar algunas anomalías antes de que se manifiesten como síntoma físico. Por supuesto no es una solución definitiva, ni mucho menos, al problema de la enfermedad; ya que el acceso a la CAUSA última, y la correspondiente corrección de pautas de pensamiento/conducta, está en manos de cada persona.
                                       
                                                     

Ahora, ¿cuál es el nexo entre nuestro psiquismo/pensamiento/conducta y nuestro cuerpo físico?
Hablar de ‘nexo’ lleva implícita una separación entre las partes que constituyen nuestro sistema total, lo cual no es así en realidad; se plantea de esta forma porque nuestra mente conoce por diferenciación y es la única forma en que podemos abordar el tema a través de palabras y conceptos.


Es un hecho indiscutible que TODO pensamiento, por pequeñas que puedan parecer sus representaciones, pone en movimiento un monto de energía. Esa energía puesta en movimiento debe descargarse tanto sobre nuestro sistema, como sobre el entorno/ambiente. Ese movimiento energético original atraviesa diversas transduccionesen el proceso de manifestarse claramente en el plano físico y/o revelarse al plano consciente.

Así como en su base, un sistema informático (por ej.) consiste en una sucesión de corrientes eléctricas, que luego pasan a ordenarse en lenguaje máquina como “ceros” y “unos” (0-1), hasta que el software (programas) presenta ante el usuario una interfaz comprensible y/o con parámetros modificables. Esa energía/pensamiento puesta en movimiento, atraviesa diversas transducciones: desde el sistema nervioso central hacia corrientes bioeléctricas de todo tipo/intensidad/frecuencia que van a inervar sistemas y órganos y concluirán en nuestra percepción del mundo y de nosotros mismos.

Una de las tantas manifestaciones de este movimiento energético en nuestro sistema lo constituyen lo que denominamos EMOCIONES.
Muchas de ellas son claramente identificables debido al claro efecto que producen en nuestro cuerpo/conciencia al activarse: alegría, miedo, enojo, angustia, ansiedad, etc. Todos podemos identificarlas claramente y advertir que son de un potencial o grado menor que los sentimientos (Amor, por ejemplo)

Asi como se tiene un registro “consciente” (en mayor o menor grado) de las mencionadas emociones, habrá otro tipo de movimientos energéticos de menor intensidad en el sistema, que pasarán casi desapercibidos a nivel consciente; pero que de todas formas estarán produciendo un efecto sobre nuestro ser total.

Por todo esto, no debe minimizarse el impacto de TODOS nuestros procesos de pensamiento; tanto los que producen un efecto claramente identificable en nuestro cuerpo (emociones por ej.) como los que no logramos captar tan claramente, pero que de todas formas percibimos como actuantes.

Aquí se entiende claramente por qué, desde una comprensión CONCIENCIA/ENERGÍA, toda disciplina interna o auto indagación apunta a silenciar la mente y a tener una clara conciencia de las decisiones que se están tomando desde el nivel del pensamiento a cada momento.

La adecuada circulación energética en el sistema y, por lo tanto, la libre manifestación de esas emociones asociadas, claramente buscan llevarnos a un estado de orden: ese monto de energía puesto en movimiento, se descarga. Obviamente, esto no significa ir por la vida descargando nuestra ira, enojo, miedo o fastidio a mansalva. Sino gradualmente hacer el esfuerzo por ser conscientes del momento en que se manifiestan para, a traves de un decapado gradual, lograr que no se generen.

Ahora, ¿qué sucedería si ese proceso de manifestación es reprimido y/o deformado?
Obviamente ese movimiento energético se vería restringido y buscaría vías alternativas de expresión. Aquí nos acercamos a los estados anímicos inciertos: molestia, angustias, etc. Y en un nivel mayor arribamos al síntoma físico: último eslabón en la cadena de deformación y/o represión de ese movimiento de energía.

En muchos casos, ante somatizaciones crónicas, tarde o temprano terminamos arribando al punto en donde se reconoce que, previo a la manifestación del síntoma en el cuerpo físico, hubo/hay una situación/idea/pensamiento doloroso que se intenta evitar. Entonces, eso que se intentó evitar en un plano abstracto o sutil, se consolida en planos más concretos y/o visibles invitándonos a su integración o resolución.

Esto deja claramente de manifiesto que no es posible escapar a esa parte de la Vida que etiquetamos como dolor. El dolor, en todas sus manifestaciones, debe ser aceptado con la misma naturalidad con que se aceptan los momentos de alegría o felicidad.

Siempre es conveniente estar atentos a los pensamientos, sentimientos, sensaciones y emociones que se experimentan en los días, horas o momentos previos a la aparición del síntoma o malestar.

Cuanto más abarcativo el abordaje del desequilibrio, cuanto más sinceros seamos con nosotros mismos, más posibilidades tenemos de arribar a la causa original y, por lo tanto, a una solución definitiva; encontrar ese/esos punto/s en donde nuestras pautas de pensamiento/conducta se apartan del modelo original, del orden, donde nos apartamos de nuestro propio camino… de nosotros mismos.

Benjamin Waltcheff

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